Difícilmente usted conseguirá preparar una receta sin utilizar un cuchillo para cortar, picar o pelar algún ingrediente.
Por eso, sea en el asado de fin de semana o en el día a día de la cocina, es esencial que sus cuchillos estén bien afilados, no solo para facilitarle el trabajo, sino para garantizar su seguridad.
La verdad es que cuchillos sin filo pueden ser aun más peligrosos que cuchillos bien afilados, pues su movimiento deja de ser natural y usted termina por utilizar más fuerza que lo recomendado al manejarlos. Así, cuchillos sin filo dificultan la preparación de los alimentos y causan accidentes.
Cuchillos afilados cortan con facilidad vegetales y carnes sin que usted tenga que hacer fuerza. Y mantenerlos así es algo mucho más fácil de lo que usted se imagina.
Para cuchillos que aun no están completamente sin filo y necesitan solo mantenimiento, usted puede simplemente usar una chaira, como en la foto de este post. La chaira se puede encontrar en cualquier supermercado.
En el caso de que usted esté utilizando esa herramienta por la primera vez, recomendamos que la apoye en la tabla de carne para tener más firmeza.
Después, sin prisa y de forma intercalada, pase cada lado del cuchillo en la chaira en un ángulo de 15º a 20º, como si estuviera cortando un pedazo de carne directamente del spiedo. Entre 8 a 10 pasadas de cada lado deben bastar.
Para testear si el cuchillo ya está bien afilado, intente cortar un tomate o una hoja de papel: si el corte sale limpio y solo con el peso del cuchillo, ¡bárbaro!
En el caso de que su cuchillo esté sin filo alguno, recomendamos el uso de una piedra de afilar. Existen opciones eléctricas, pero son mucho más caras.
Una piedra de afilar tiene dos lados: uno más poroso y uno más liso. El lado poroso inicia el afilado del cuchillo y el lado liso pulirá dicho filo.
Sin embargo, al usar una piedra de afilar, hay un paso que es fundamental: deje la piedra de remojo en agua por alrededor de 10 minutos. Y mientras afila el cuchillo, vuelva a mojar la piedra para mantenerla húmeda durante todo el proceso.
De esta forma, tras retirar la piedra del agua, pase cada lado del cuchillo en la parte porosa de la piedra en un ángulo de 10º a 15º. El movimiento se puede hacer de dos formas:
- Usted puede pasar el cuchillo como si estuviera intentando cortar una fina capa de la piedra, pero esté atento para no cortarse si hace de esa manera;
- Usted puede pasar el cuchillo en la piedra como si estuviera retirándolo de la carne tras perforarla, es decir, partiendo de la parte más próxima del mango hasta la punta del cuchillo o como dice la expresión popular, “de cabo a cabo”.
Al terminar de pasar por el lado poroso, usted deberá repetir el movimiento en el lado liso de la piedra. Y para dejar el filo más delicado, también recomendamos que termine finalizando en la chaira.