La sal es un condimento muy importante en la cocina. Por siglos, sirvió no solo para condimentar la comida, sino para conservarla.
Hoy, uno la utiliza como una forma de realzarle el sabor a los alimentos. Y no podría ser diferente con el asado: es un ingrediente fundamental para preparar una buena carne.
Para el asado, hay dos tipos de sal que son adecuadas, la sal entrefina (en el centro de la foto) y la sal gruesa (a la derecha en la foto). La sal fina no es una buena elección y usted debe evitar usarla para asados.
De esta forma, para cualquier tipo de carne, usted puede usar la sal entrefina, granulada, vista en el centro de la foto. Sin embargo, la sal gruesa solo se usa en piezas enteras, evite utilizarla en bifes, trozos o pedazos menores de carne, pues puede que se vuelva muy salada.
Además, para piezas enteras, usted puede refregar la carne con la sal, pero no haga eso en trozos, bifes, pedazos menores o carnes que no estén tan gruesas, como el vacío. Para eso, lo ideal es solo salar por todos lados, sin refregar.
Otra técnica importante para el asado es dejar la carne algunos minutos frente a la parrillera caliente. Eso ayudará a absorber la sal y realzar el sabor de la carne.
¿Y cuánta sal usted debe usar en la carne? ¡Cuánto quiera!
Usted puede echarle sal a gusto a la carne independientemente del tipo del corte y en cuanto llegue al punto de jugosa, use la espalda del cuchillo para batirla suavemente y retirarle el exceso de sal. Lo que quede penetrará en la carne según se derrita.